Necesito hacer un poco de historia antes de compartir mi reflexión de hoy…
Hace algunos años yo me dedicaba 100% a la gastronomía coordinando eventos multitudinarios en el predio de la Rural, para esto me había formado trabajando junto a gente con gran experiencia en el rubro.
Luego de un tiempo empecé a innovar en la manera de realizar esta coordinación, razón por la cual fui muy criticado por muchos dentro del gremio.
En esa época la frase que me tranquilizaba era “a trabajo bien hecho no hay con darle”, Gente que trabajaba conmigo y sabia de mi compromiso, pasión y responsabilidad a la hora de trabajar no entendían como no respondía a tantos agravios.
Por suerte y por merito el tiempo me dio la razón, termine siendo proveedor de las empresas para las cuales había sido empleado y termine capacitando equipos de trabajo en las principales empresas de catering, muchas de ellas en su momento me habían criticado con fuerza.
Mas cerca en el tiempo…
Hace unas semanas un fuerte dolor en mi cintura me llevo a conocer a Shu.
Shu es un chino que hace masajes en el barrio de flores, la mejor descripción que tengo de él, es que es un hombre con pocas palabras.
El local en el que atiende no es lindo, sus folletos no son atractivos, y él ni siquiera es simpático.
Pero los que conocen su trabajo no dudan en recomendarlo, yo soy uno de ellos.
Llegue hace unas semanas doblado de dolor, y queriendo explicar mi historia el solo me dijo “ 15, 20 o 30? “ , yo insistí en explicarle mi dolor y el repitió su seguidilla de números haciendo referencia a la cantidad de minutos que yo quería duren los masajes.
Pensé “es que no me escucha?” e inútilmente una vez mas intente explicarle mi padecer, a lo que obviamente recibí la misma respuesta. Pero esta vez agrego algo que me genero confianza, me dijo” YO SE”. Escuche ese “yo se” no como soberbia sino como contención, dijo lo único que yo necesitaba oír para confiar en sus manos.
Así fue que me entregue a las manos de Shu, luego se lo recomendé a familia y amigos, y todos quedaron sorprendidos de la calidad del hombre de pocas palabras.
Volviendo a esta mañana...
Hoy volví a lo de Shu, y mientras me hacia masajes todo lo que relate hasta acá se me vino de repente a la cabeza.
Hoy la situación es otra, alejado ya de la gastromia, dedicado 100% a mi empresa de coaching, donde también antes de este emprendimiento personal me forme mucho junto a quien hoy es mi amigo y socio con quien hoy elegimos jugar este nuevo juego, escucho a muchos decir cosas que no son, mentir, manipular, y demás artimañas.
Otra vez prefiero el silencio, la diferencia es que ahora me gusta escribir
Yo simplemente recuerdo a Shu y a mi vieja frase “a trabajo bien hecho no hay con que darle”
Sonrió grande y pienso…
“las palabras sobran, algo esta creciendo”